AAMB
Soy ese último chorro que sale al orinar,
el último trago que lo disfruta quien peor
lo está pasando,
el
mejor beso que se da en medio de gemidos,
la
pobre banda sonora de una buena película,
esos
pezones que amenazan con estallar cuando el frío tortura,
cualquier
niño que llora en el supermercado buscando a su madre,
la
mejor canción del reproductor,
todo
tiempo malgastado.
No
puedo decir que me quiero, pero tengo el valor para escupirme a mí mismo. Me
importa una mierda si pasan de mí. Ya no soy el de antes. Puedo ser un
romántico, pero sólo cuando estoy tonto por alguien, aunque ella no me merezca.
Hoy me siento más fuerte y quizá no dure mucho; mañana podría estar medio
muerto y no me levanto de la cama.
Soy el mejor de todos, chica, date cuenta. Llámame cuando ése te haga a un lado y no tengas con quién hablar. Aquí sigo, seré tu psicólogo.
Soy el mejor de todos, chica, date cuenta. Llámame cuando ése te haga a un lado y no tengas con quién hablar. Aquí sigo, seré tu psicólogo.
Casi
siempre escribo sobre mí porque no hay alguien más. No tengo a quien salvar. No
confío en esas caras bonitas abarrotadas de maquillaje. Qué mal va todo:
enamorarse se paga caro y se finge cuando se tiene sexo. Últimamente he tenido
malas noches. Pero sólo sentiría que no hay salida si alguna vez mi familia se
quiebra. Soy el prólogo de un mal cuento, y aún queda mucho.
¿Y qué si algunos fuman, beben o hacen cualquier otra cosa? Todo aquel que critica y juzga es porque no ha sentido dolor. No todos buscan mejorar como personas.
¿Y qué si algunos fuman, beben o hacen cualquier otra cosa? Todo aquel que critica y juzga es porque no ha sentido dolor. No todos buscan mejorar como personas.
3
a.m: hace frío y sólo pienso que sus piernas eran muy cálidas. Amo el silencio
en toda la casa. No todo va bien, pero hoy soy mío. Todos somos especiales de
alguna forma. No estoy loco por estar con alguien, antes prefiero caer por mi
cuenta. Puedo ser tan agradable como escuchar California de Phantom Planet.
Sólo soy yo mismo.
La
belleza existe y la percibo en las palabras; también
se esconde en las mentiras. Qué
listas son algunas chicas, pero qué superficiales son. Algunos
están podridos y no tienen remedio. Si
caigo, será bajo el abdomen de quien me haga volar.
Dudo de casi todo. Estas
cuatro paredes me miran con desprecio, pero
yo les sonrío con indiferencia. Necesito
aprender a disfrutar más del tiempo.
Sin pensarlo, le escribo a alguien que no
se molesta en leerme.
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