Besar el borde y no saltar

A diario los problemas nos hacen daño, y no dan señales de querer irse. Es triste tener que luchar contigo mismo para poder estar bien; es estar contento por el día y por la noche sentir que te destrozas. No todas las sonrisas son de felicidad. El viento se niega a impulsar tu vela. El concreto nunca estuvo tan helado. La poesía para quien sepa apreciarla. Mi vida son ocho minutos perfeccionados por Pink Floyd.

—Muchas veces has escrito sobre lo mismo.
—¿Y tú quién eres?
—Siempre he estado contigo, es sólo que, como a otras personas, me has hecho a un lado.
—No sabes nada de mí. Lo doy todo por quien vale y lo demuestra.
—¡Qué tonto! Y cada día estás peor.

Puedo ser la antesala a un buen libro, pero uno que nadie se molestaría en leer. Esto ocurre una y otra vez. No soy tan mío como pensaba. Me ilusiono tan rápido que luego no sé cómo afrontarlo. Todos quieren ser escuchados, pero no todos quieren quedarse y plantar un buen abrazo. Ha pasado mucho desde la última vez que lloré, en brazos de mi abuela y casi sin salida; no es que ahora no tenga ganas de hacerlo, es que por dentro estoy hecho un desierto. Odio ser tan patético. Nadie quisiera perder su tiempo al lado de alguien con tantos problemas.

Podría tocar el tema del amor, aunque siendo tan joven no sé si lo he sentido. Los besos pueden ser la mejor arma, no importa si se emplean para destruir o para retener. Las miradas como mejor método de seducción. Un abrazo es la mejor cura para el alma. Es estar allí cuando más te necesiten. Algunos dicen que es mejor no enamorarse, pero qué mal están. No importa si te haces daño o si tienes los mejores días junto a esa persona, es bonito sentir que puedes volar. Pero el amor que realmente vale es el de una madre, y todos deberían sentirse afortunados de poder recibirlo, aunque no todos saben apreciarlo. Pese a esto, me he quedado corto.

Puedo hacer que alguien sonría por dos días seguidos, pero no puedo fingir que estoy bien por un día entero. A veces soy música para los oídos de nadie. Quizás esto no sea tan malo; quiero decir, estoy hundido, pero a gusto. Se lo entrego todo a quien no quiera irse. Me doy pena cuando escribo cosas como ésta, pero es un mal necesario.

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