No te vayas

— Deja que el tiempo decida. Tú sólo respira y sonríe. ¿Ves a esos niños jugando? Podemos ser ellos y ensuciar nuestra ropa en la arena; no importa qué pueda pasar.

De pequeños nos advertían que
hablar con extraños era peligroso
y que no debíamos hacerlo.
Pero no nos advirtieron sobre
los abrazos mal dados
o los que no se dan
y hacen falta.

Entonces aprendimos por nuestra cuenta
sobre el sentido de la vida,
y que a veces debemos hacernos fuertes.

Hemos llegado hasta aquí
y no quiero que dejes de remar.
Hoy estás muy guapa,
o quizá es que no puedo dejar de verte.
Vamos, baila para mí.

Creo que estoy ebrio,
pero no importa,
tu sonrisa es mágica.

Escribo mientras suena Audioslave,
y... sí, a veces me quedo sin palabras.

Espero que lo entiendas: no te vayas.

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