Trenes sin rumbo

Puedo andar con toda la precaución posible,
y aún así terminaré por romperlo.
Necesito abrazos, de vez en cuando,
siempre, por las noches, cuando la soledad
me deja al borde de acabar loco.

Te invento muchas cosas, y todo por ver una
sonrisa en tu rostro cansado de tantas decepciones.
Nos perdemos en el otro porque sabemos que,
en caso de necesitarlo,
sabemos cómo hallar un salida de emergencia.

No soy lo que esperas, ni siquiera imaginas
quién puedo llegar a ser.
Jugaré todas mis cartas si hace falta,
me quedaré despierto contigo hasta tarde
por las noches,
te haré reír hasta que te duela el estómago.

Estaremos en desacuerdo muchas veces el día,
y te irás de vez en cuando.
Me llamarás de madrugada y yo no
atenderé porque tengo el sueño muy pesado.
Despertaré al día siguiente con
ganas de verte y sentir tu magia.

Seré el más idiota, el más tonto: todas esas cosas
que generalmente soy.
Estaré en silencio para apreciar
tu arte, tu belleza, tu libertad.
Tendrás que recordar una cosa: somos nuestros,
no de alguien, sino nuestros.
No me pongas freno, como lo he dicho
anteriormente,
porque ya no sé cómo volver al inicio.

Comentarios

Entradas populares