Fuego y hielo

¿Quién tomará mi mano cuando todo estalle y no tenga ganas de continuar? Que alguien me responda, por favor. No estoy tan mal, ¿está bien? No es tan grave. Sólo estoy un poco agotado. Dame tu mano, pero no pienses en soltar la mía. Estoy al borde de un precipicio, uno pequeño, quizás, pero la caída puede ser enorme

A veces, cada tanto, imagino cómo mi cabeza revienta contra el concreto. De eso estoy hablando: soy lo que desconoces de mí. Sólo has leído cosas bonitas y prometedoras digo prometedoras por mostrarme optimista, pero en el fondo soy las llamas del infierno. Ésta es tu oportunidad de conocerme mejor, y si quieres hacerlo, abrázame. 

Soy un inconforme. Siempre iré por más, pero descuida, eres un bonito choque de estrellas. Soy el frío de una
[madrugada 
cualquiera y, si quieres tenerme contigo, tan sólo abre las ventanas de tu conciencia y déjame entrar.

Hemos llegado bastante lejos, lo suficiente como para golpearnos y más tarde correr a los brazos del otro: no, no es lo típico, pero sí puede salvarnos. Que no te parezca extraño lo que digo. Recuerdo cada tropiezo, cada pequeño fallo, pero no es necesario tocar donde duele. Hoy estás muy guapa, como siempre. 

Espera, no enloquezcas, aún no, antes dame alas y baila para mí. 

"Eres fuego,
yo soy hielo."

Quizás, de acuerdo con la frase anterior, soy la paz que necesitas y tú el desastre que puede levantarme de cualquier caída. No me dejes con la intriga, clava la daga en mi pecho si para eso estás aquí o lanza el salvavidas y dame respiración verso a verso. De todas formas, el viento sopla a nuestro favor. 

Eres magia, de verdad que lo eres, pero nunca me gustaron los trucos. Qué bonita eres, al igual que es bonito recordar nuestro primer beso. Con todo esto lo que intento decir es que te quiero a mi lado aunque lleguen tormentas. Lo digo muy en serio: soy el ser más extraño con el que te has topado, pero también el más indicado para sentirte con vida.

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