Desorbitados

Como un café helado,
así soy yo
en medio de los desiertos indicados.

La música no me entiende
y yo la quiero,
la extraño.

Tu silueta es ciega
y no se da cuenta
de todo el tiempo que la he observado.
Las mañanas son nuestras,
pero no nos entendemos.

Me dueles,
y también me haces feliz.
Tenía una armadura antes de que llegaras,
pero se ha roto:
ya no está.

El mar ha estado muy picado últimamente,
y quizás es porque amamos las tormentas.
Nuestro universo es el mismo,
aunque muchas veces
nos salimos de la órbita establecida.

Ambos funcionamos mucho mejor
cuando los días amanecen de color gris.
Somos fugaces,
pero,
también somos eternos.

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