Escribirte es como querer a ciegas

Quiero quedar contigo para tomar café,
escuchar Jazz,
contarnos cómo estuvo nuestro día,
intercambiar miradas,
jugar con nuestras manos,
disimular las ganas de no querer largarnos,
salvarnos la vida con besos de helio. 

Todos somos culpables de nuestros actos,
es verdad,
por eso también somos culpables de
querer por inercia 
                                y sin planearlo.

Te escribiré hasta quedarme dormido.

No creo en cadenas de viento;
creo en risas de concreto.

Estás por encima de cualquier golpe de suerte,
de cualquier dificultad,
de todas las penas,
de cualquier guerra fría,
de todos los sueños inconclusos. 

Quiero morder tus costillas,
besar las galaxias incrustadas en tu espalda,
marcar tu abdomen con el peso de mis suspiros,
hacer reír a tus miedos,
dibujar garabatos sobre tu nuca,
quebrar tus clavículas con abrazos
                             cual cincel siendo golpeado sobre un bloque 
de hielo.

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