Cobardes

Somos cobardes por no mirarnos a los ojos
al golpearnos con palabras,
por vivir sólo en las mentes
de las personas,
por querer más a los demás
y menos a nosotros mismos.

Somos balas perdidas,
y nuestro destino, 
aunque muy cercano,
no es éste. 

Somos instantes,
pero hemos llegado tarde...
o quizá demasiado pronto
y la alarma nos ha arruinado el viaje.

Nos acobardamos.
O quizá soy yo quien lo hace,
y sí, 
aún no aprendo a callar
mi silencio.

Darnos besos,
partirnos el alma por el otro tantas veces a la semana
y no habernos dado cuenta de que ya estábamos rotos
antes de que todo ocurriera.

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