El dolor comienza a parecerme gracioso
pero guapo;
ahora cada vez más vivo y deprimido.
Me deprimo demasiado rápido.
Algún día no me levantaré de la cama
y nadie se dará cuenta.
Pocos saben quién soy
y nunca busqué relacionarme con las personas.
Tengo miedo,
demasiado miedo,
y aún así busco ayudar a los demás.
¿Quién carajos busca ayudarme a mí?
Ya es tarde para sonreír,
me tiembla la mandíbula
y quiero irme lejos.
Lo sé, soy un cobarde
y me alejo de mis demonios,
pero llevo demasiado tiempo jugando con ellos
y ya me parece aburrido.
Si salto, se me olvida el paracaídas;
si nado, olvido el flotador;
si hablo, olvido callarme;
si sufro, se me olvida que no es para tanto;
si estoy bien, rozo el malestar;
si siento amor, me golpea la realidad.
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