Medinowski escribe y sangra


Viajo por agujeros negros
hacia lugares inhóspitos
y no me siento solo;
en vez de eso,
siento una comodidad
increíble.

Un bicho raro,
eso soy,
pero no soy como los demás:
yo no me siento especial.
Sentirse especial por ser diferente
es como sentirse único
en un mundo
con tantas razas.

Mi límite no es el cielo,
en todo caso
sería el infierno.

A veces me entran ganas de llorar
cuando recuerdo
que estoy lejos de mi madre.
Estar lejos de mi familia es demasiado fuerte,
como recibir patadas en el abdomen,
pero de eso nadie se entera.
Los chicos listos sabemos callar
y hablar con las miradas. 
Escribo y escribo
para sentirme bien conmigo mismo,
pero de igual forma estoy para personas
que no me preguntan cómo me va.
Así van las cosas. 

Por ella apuesto todo lo que tengo
porque lo merece,
porque me hace feliz,
porque hace que la vida sea más bonita,
porque baila sin música,
porque tiene brillo en sus ojos,
porque por ella me he vuelto loco. 

En silencio estoy más guapo:
hoy, mañana y siempre.
Soy un desastre natural.
Tengo ganas de romper cosas,
de fumar hasta matarme, 
de quererla hasta que duela,
de viajar hasta cansarme,
de morir hasta vivir.

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