No fue la suerte la que nos presentó


Tu cuerpo es un infierno.
Tu mente es una salida de emergencia.
Tu locura es mi refugio.
Tu silencio es mi maldición.

El tiempo es nuestro cómplice.
La lluvia es nuestro abrigo.
Las días son testigos
de que siempre nos quisimos.

Te escribo
como diciendo
«quédate».

Ahora más que nunca
espero que me tomes la palabra
y me entregues
de ti
toda tu buena vibra.

Conocerte fue un golpe del destino.
Tenerte es un acto de ternura.
Besarte es sentir que estoy vivo.
Mirarte me hace creer
que la distancia
jamás romperá nuestras costuras.

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