Sufrir para aprender


Le entregué todo
de mí
a quien adoraba el sufrimiento
casi tanto
como yo.

No supe cómo reaccionar
cuando la realidad
me golpeó en la cara.

Caí al vacío
como una pluma,
disfrutando del abismo
hasta el punto de imaginarme
sentado en la luna.

Me sentí como un lobo sin su manada,
tan tonto
y tan ilusionado
que la ironía
de mí se burlaba.

Por supuesto,
fue la primera vez que creí estar enamorado
y fue muy doloroso,
pero me ayudó a comprender
que no todo lo bonito
merece que le entregues tu universo.

El hecho de sufrir
es muy importante en la vida,
pues te ayuda a entender
que no siempre el amor
tiene que ser la única salida.

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