Lo siento, lo escribo y me lo guardo


No me pidas que hable de alguien más
cuando sólo hablo conmigo
y sólo yo me entiendo.

Hablo en serio.

Vete de mi vida
antes de que todo se torne complicado
y no pueda escapar,
pero tira la llave
después de cerrar la puerta.

¿Qué vas a contarme de la vida?
Ella me quiere, 
lo sé,
pero me quiere tanto
que yo no le hago caso
y me hace vivir 
queriendo matarme.

No me canso de escribir triste,
de despertarme triste,
de comer triste,
de reír triste,
de vivir triste.

¿Ves estas ojeras tan marcadas?
Son por quedarme despierto hasta tarde
pensando en cómo cambiar
el mundo para los demás,
pero lo triste de todo eso
es que no pensaba en cambiar el mío.

Estoy en la orilla de un río
infestado de ideas:
ideas que me ayudan
y me inspiran a crear nuevas cosas
para así dejar de creer
en lo inexistente.

Esto no es un poema, ¡cojones!
Esto es un grito
a mis demonios;
ellos no me hacen caso
y no me dejan dormir.

¿Quieres ayudarme
y hacer que me sienta mejor?
Pues presta atención
a las cosas que no digo.

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