Gladiador desconfiado


¿Cuándo entenderán ellos
que yo soy un gladiador?
¿Cuándo se darán cuenta
que soy un ebrio ganador?

Rayos, qué locos están
y ni siquiera
si fijan en lo que dicen.

No entienden
que ya les he ganado,
que no tienen oportunidades
contra este caballero
—me entra la risa—.

No hay nadie más valiente que yo,
pues he besado el suelo
en más de cien ocasiones
y aún así
no he tirado la toalla.

Vivo en un país
que ha sido destruido
por gobernantes de mierda,
¿acaso no soy un claro ejemplo
de autosuperación?

Soy un triste poeta
que escribe cosas sin sentido
y nadie me hace caso
por ser tan inseguro
al momento de relacionarme.

Dudo de casi todo:
de las verdades,
de las mentiras,
de las miradas,
de los abrazos,
de los besos,
e incluso,
he llegado a dudar
del arte.

No soy un caso perdido,
soy un perdido
que busca refugiarse
entre las piernas
de la chica sus sueños.

Nadie me conoce mejor
que yo mismo,
pero a veces
prefiero no conocerme
ni lo más mínimo,
pues de esa manera
sería un poco más feliz.

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