Pesadas cargas mentales
He vuelto a sentirme triste
como si fuese una novedad
y yo no fuese culpable
de todo lo malo
que siempre me sucede.
Voy y vengo:
caigo, beso el suelo,
escribo algunas cosas
y,
al final,
nada me llena
más que descansar
solo en casa.
Maldición,
me odio
con todas mis fuerzas.
Ojalá todo fuese más fácil
y las cargas —mentales—
sobre mis hombros
no fuesen tan pesadas.
Madre, te extraño
como nunca
en la vida
te he extrañado.
Sólo quiero ser fuerte
y tener
la valentía suficiente
para dejar de tenerle miedo
a mis demonios,
pues ellos me hablan
y me confunden
muchas veces al día.
Quiero respirar
aire puro
y dejar
de hacerme daño
por cosas
que hasta el momento
aún no han sucedido.
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