Reina desconfiada


No sueltes mi mano fría.
En la tuya tienes el fuego.
No la sueltes todavía.
No la sueltes, te lo ruego.

Sé que nos perdimos
y luchamos ciegamente
por borrar lo que dijimos
aquél día de repente,

pero ahora somos uno,
aunque no nos quiera el destino.
No te vayas que me esfumo
y olvido mi camino.

Estoy orgulloso de lo que eres
y de todo lo que has logrado.
Llegarás hasta donde quieres.
Lo malo quedó en el pasado.

Tu reino te respeta
y te hace reverencia.
Tienes una visión perfecta
para evadir la violencia,

que a muchos ha destronado
por confiarse demasiado.
Los reyes te han besado
y a varios has matado.

Sé que yo no soy un rey,
ni siquiera soy un príncipe.
He estado huyendo de la ley
y fui juzgado sin ser partícipe,

pero aún así quiero cuidarte
de todo el mal que te rodea.
Déjame observarte, eres arte.
Sigue la corriente: ella colorea.

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