Último aliento

Hoy me han roto el corazón
sin ni siquiera
haber dicho una sola mentira
y fue muy triste,
muy lamentable.

Únicamente me bastó
con entender que el infinito
queda a la vuelta
de la esquina.

Solté mis últimas palabras,
mi último aliento,
mis últimas municiones,
mi última oportunidad,
mi último intento,
mis últimos gritos por ayuda.

No logro comprender
qué demonios
está mal conmigo,
pero es que todo me sale mal
y es como un efecto dominó
que trae consigo
nuevos desórdenes mentales
y largas noches
repletas de lamentos.

No me importa su culo:
me importa su alma.

Está bien, no voy a mentirte,
sí me desvelo por su culo
y sus estrías
que parecen las huellas
que deja el mar
cuando besa la orilla
de cualquier playa.

Pero mucho más,
muchísimo más,
me muero por su bonita alma
y lo que jamás
pude descubrir sobre ella.

¿Acaso esto es el amor?

Ahora pienso que debí esforzarme
por tener más dinero
para que cuando me correspondiera
ir al mercado de los corazones
no tuviese que comprar
el más barato del mostrador.

Me encanta que me hablen
con ejemplos,
con metáforas
y con trabalenguas,
pero más me vuelve loco
que me hablen suavemente
al oído
y me confiesen
todo el amor
que sienten por mí.

Mierda, es que me encanta
estar enamorado,
pero odio
vivir sintiendo deseos carnales
por el desamor.

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